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Los Rockefeller y la demografía.

Los Rockefeller son la familia de magnates más conocida en la historia humana. Llegaron a controlar la principal empresa industrial del mundo (la General Motors), la principal petrolera (la Standard Oil) y la mayor empresa financiera (Chase Manhattan’s Bank). Ante tanto poder el propio gobierno federal de EEUU acabó aprobando leyes anti-trust que obligaron a su desconcentración y segmentación. Y son, claro está, objeto de infinidad de estudios y análisis en su calidad de empresarios y filántropos. El sistema nacional de salud es una herencia del creado por los Rockefeller y la Universidad que lleva su nombre tiene 23 premios nobel (y no continúo porque llenaría la página con cosas similares). Pero poco se ha escrito sobre su papel en la política demográfica mundial. Y fue un papel central.

Cuando la página web del Population Reference Bureau inició una serie de perfiles sobre personajes que han influido en el pensamiento demográfico del siglo XX, el primero fue John D. Rockefeller 3rd (ver la página del PRB ). ¿Por qué este interés por la demografía?

EEUU emergió tras la segunda guerra mundial como el centro económico del planeta, pero los grandes empresarios estaban preocupados por la seguridad de las inversiones exteriores a causa de la extensión del comunismo. Sus analistas la asociaban al excesivo crecimiento de la población en el tercer mundo, de modo que empezaron a aparecer los primeros fondos privados para los programas de control de la fecundidad en los países menos desarrollados.

En 1950 el Secretario de Estado, John Foster Dulles, invita a John D. Rockefeller III a viajar a Japón para la conclusión del tratado de paz, y le insiste en la necesidad de medidas de control del crecimiento demográfico de toda Asia. De hecho esa es la convicción de la incipiente demografía estadounidense, especialmente desarrollada en los años cuarenta y muy interesada en el continente asiático.

En 1952, en Williamsburg (Virginia), John D. Rockefeller III convocó, bajo los auspicios de la U.S. National Academy of Sciences, un congreso para examinar los efectos del excesivo crecimiento poblacional. Cinco meses después fundaba el Population Council, como presidente y financiador casi exclusivo, con Frederick Osborne como primer director. De hecho, la ideología era la de la Princeton Office of Population, cuyas dos máximas figuras son Osborne y F.W. Notestein.

Ese año la Ford Fundation empieza también a financiar actividades en el mismo terreno (hasta mediados de los años sesenta, en que el Gobierno interviene ya con grandes sumas, la mayoría de los fondos para apoyar el control mundial de la fecundidad surgieron de las famílias Rockefeller, Ford y Mellon). Alrededor del Population Council se aglutinarán otros organismos (Planned Parenthood, World Population, Population Reference Bureau), se establecerán asociaciones de planificación familiar afiliadas y se financiará la Federación Internacional de Planificación Familiar (I.P.P.F.), que se funda también en 1952. Puede decirse que en esos años se establece una alianza de mutuo interés con el maltusianismo y el Family Planning. Hasta entonces, esta ideología y activismo eran perseguidos, pero ahora su amplio conocimiento sobre anticoncepción y sus redes internacionales de clínicas, personal sanitario y activistas se vuelven un aliado perfecto. A cambio no sólo salen de la ilegalidad, sino que reciben una ingente cantidad de dinero y apoyo oficial.

Tras presionar intensamente y corriendo con los gastos, Rockefeller consigue en 1967 una Declaración de Líderes Mundiales que incluye la firma de 30 jefes de estado, incluido el de los EEUU, Lyndon Johnson. El documento es un manifiesto a favor de la planificación familiar como solución al crecimiento descontrolado de la población mundial (ver texto de la Declaración ). Son años de auténtica paranoia sobre el peligro de la “bomba demográfica”, que se equiparaba al de la bomba atómica (ver aquí La bomba demográfica de Paul Ehrlich, y el comentario a la novela Make room! Make Room!)

En 1970 el presidente Nixon, que había ganado las elecciones con el apoyo de Rockefeller, crea y le pone al frente de la Commission on Population Growth and the American Future. Los resultados se entregaron en 1972. Ponen el énfasis en la necesidad de una anticoncepción más eficiente. El aborto fue tema polémico pero, por mayoría, se pidió la creación de  ”a clear and positive framework for the practice of abortion on request”. Esta recomendación levantó las iras de los conservadores, el informe final no fue asumido por Nixon, y Rockefeller se vio envuelto en el debate público sobre el aborto y se convirtíó en la encarnación de la conspiración antiamericana para la derecha del país.

Como enemigo público nº 1 de los antiabortistas quien se consolidó fue su hermano, Nelson, Gobernador de Nueva York, al aprobar en 1970, en dicha ciudad, la primera ley despenalizando el aborto. Adicionalmente, en 1971 Planned Parenthood-New York City abrió la primera clínica a gran escala, con una donación de la Rockefeller Fundation. Cuando en 1972 la ley estatal fue enmendada para volver a prohibir el aborto, Nelson Rockefeller hizo valer su derecho a veto para mantener su vigencia.

El gran logro del movimiento a favor del control del crecimiento demográfico es la celebración en 1974, en Bucareste, del III Congreso Mundial de Población de Naciones Unidas. El gobierno de EEUU lo había convertido en la primera Conferencia Mundial de carácter político sobre demografía (eran delegaciones gubernamentales las que se reunían). Su objetivo era que se aprobara un Programa de Acción que respaldara oficialmente y con fondos internacionales la ofensiva de la planificación familiar que EEUU ya había emprendido por su cuenta.

Nunca la implicación personal de J.D. Rockefeller III fue tan evidente, porque encabezó la delegación de EEUU. Su discurso fue, además, polémico para todos, porque en él empezaba a disentir del mero control cuantitativo del crecimiento y a sugerir la mayor eficacia de las medidas que atendieran a la mujer como protagonista fundamental. De hecho este posicionamiento le valió el rechazo generalizado del resto de sectores implicados.

Poco importaba ya. Rockefeller fallecía en 1978 pero, además, se acercaba un cambio de ciclo político en EEUU. La crisis “del petróleo” y el triunfo de R. Reagan como presidente iban a suponer un giro radical en materia de políticas demográficas. Tanto es así que cuando  se organizó la segunda conferencia política mundial sobre población, esta vez en México, la delegación de EEUU se dedicó ya a boicotear todo lo que se había construido previamente en este campo. La URSS estaba en acelerada descomposición, el comunismo había desaparecido como amenaza, y los grupos fundamentalistas y antiabortistas que tan importantes habían sido en la reelección de Reagan se cobraron su apoyo haciendo que la administración estadounidense rechazara la planificación familiar y cesara por completo en su financiación del Fondo de Población de Naciones Unidas.

Desde entonces la derecha estadounidense se ha dedicado a demonizar todo el movimiento del family planning (ver aquí Margaret Sanger, racismo y Ku Klux Klan) pero también a los grandes magnates que lo apoyaron e, incluso, a las Naciones Unidas, vinculándolos al eugenismo, a conspiraciones internacionales para acabar con la supremacía blanca y a lindezas semejantes. Resulta bastante ilustrativo el modo en que ha sido utilizado este discurso  de David Rockefeller (hermano de John D.), hablando públicamente sobre el control de la población. En los rótulos añadidos podrá leerse que es, nada menos, un enviado del diablo!

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Vía http://apuntesdedemografia.wordpress.com